martes, 23 de junio de 2009

Nace este blog


No soy un experto en tórtolas, pero con el tiempo tal vez sí lo sea. Amélie llegó a casa a finales de junio, no recuerdo el día, tendré que inventarme uno para poder celebrar el aniversario. Supongo que sería volando (vivo en un segundo piso, que en realidad es tercero, dada la curiosa manía madrileña de considerar "bajo" al primer piso), aunque yo la vi caminar por mi salón, entró andando por la puerta, supongo que procedente de la ventana de la cocina, y lo atravesó con pasitos decididos y elegantes, mientras yo miraba petrificado su aparición desde el sofá. Pensé que no me había visto, y que en cuanto reparase en mi presencia le daría un ataque de pánico: no fue así. Me acerqué lentamente, y con suavidad la puse en mi mano. Sus patitas se aferraron a mis dedos, y sentí el calor de su sangre. En ese momento se selló un pacto de convivencia, ya no éramos dos en el piso, sino tres. ¡Una paloma!, pensé yo. Pero una paloma rara, de esas "torcaces", como las que había visto en Salou hacía unos años, que cantaban raro. Qué equivocado estaba, y cuánto cambiaría mi vida desde entonces. Este blog dará cuenta de ello.

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