martes, 20 de octubre de 2009

Un balcón con terraza para las tórtolas


Decidamente, lo mejor es asignar un lugar fijo de la casa para Walter, Amélie y sus posibles pollitos, y ese lugar va a ser el balcón que da al salón. Lo hemos cerrado con una malla de plástico blanco, dejando las persianas por fuera (pero podemos subirlas y bajarlas). Además, para el invierno forramos por dentro el conjunto con plástico transparente del que usan los pintores, así conseguimos que la temperatura sea la misma que la del salón. Esta protección es importante, no solo para que no se vayan volando las tórtolas, sino sobre todo para protegerlas de los ataques de los gatos del balcón de al lado, que pueden saltar con toda facilidad y que de hecho lo han intentado varias veces. En la foto se ve a Amélie encima del jaulón que tenemos por si algún día hay que llevarlas a casa de alguien, y que normalmente está vacío. A los dos lados del balcón tenemos dos soportes de tiestos transformados en reposaderos-nido muy confortables y prácticos, forrados de papel de cocina para facilitar la limpieza.

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