domingo, 12 de diciembre de 2010

Un año con Junior

(Junior calentándose junto a la estufa de infrarrojos)

El pasado mes de noviembre Junior cumplió un año de vida. Esta chiquitina se ha abierto un hueco en mi vida, la quiero mucho, más de lo que nunca supuse que podría querer a un pájaro. Nació en casa, se acostumbró a descansar encima de mi mano, y es la más limpia de las tres. Ya de pollito, cuando no tenía aún las plumas, sacaba el culito fuera del nido y dejaba caer los excrementos; cuando ahora está encima de mí, durmiendo la siesta, procura aguantarse las ganas. No se asusta si le acaricio la cabeza (Walter no lo soporta, y Amélie lo tolera, pero sin ganas). Le gusta que le rasque el cuello, todo alrededor, y corresponde picoteando mis dedos. Me sigue emocionando que se duerma sobre mi mano, las tórtolas no tienen un sueño profundo, duermen con un ojo abierto... pero cuando Junior duerme encima de mí sí se confía por completo, es como si dijera "yo no vigilo, estoy sobre ti, el problema es tuyo". Esa confianza, ese abandono, me conmueven mucho. Es más pequeña que su mamá, y mucho más que su papá. He aprendido a entender todos sus sonidos, el que más me gusta es el "ronroneo" (no se me ocurre una palabra mejor) que hace cuando está sobre mi hombro, porque es un sonido claramente de amor. Por las noches, cuando estoy en el ordenador, viene volando y se pone en mi hombro, como quien cumple un horario por deber. Cuánto la quiero.

2 comentarios:

  1. Hola, me alegra leerte,
    como sabes que a Walter y a Amelie no le gusta que le acaricies la cabeza? te lo pregunto por qué yo siempre le rasco flojito la cabeza a Camila y ella siempre me picotea entre los dedos.
    Cuanto he aprendido con tu bloc, a Camila ahora que le dejamos el huevito mas tiempo, resulta que cuando se le acerca mi marido, ella se va enseguida a comer, como si el fuera el tortolo que la va a reemplazar, es una maravilla.
    Saludos

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  2. Es fácil saberlo. Walter vino de fuera, cuando lo compré me dijeron que vivía en un jaulón grande, no sé si solo o con otras tórtolas, pero sin mucho contacto humano. Costó mucho que permitiese que me acercara a él, y aún ahora si hago un movimiento brusco o trato de cogerlo con rapidez, se asusta. Si pongo mi mano por encima de su cabeza levanta un ala para protegerse, y me rehuye; no obstante, en los últimos meses ha comenzado a volarme encima a veces (antes no haría eso ni loco), y se muestra más tranquilo y confiado; pero, con todo, no permite que le toque la cabeza, si acaso un poquito el pecho, pero como quien tolera sin que le guste. Por su parte Amélie no me tiene miedo en absoluto, y si acaricio su cuello y la rasco me lo permite, pero sacude la cabeza, en gestos inequívocos de disgusto. Lo que hace tu Camila, acariciando tus dedos con un picoteo rápido, es la correspondencia a tus caricias en el cuello, el típico comportamiento con la pareja: un gesto de amor; a mí eso solo me lo hace Junior. Por eso sé que le encanta ser acariciada en el cuello, además es que se nota, cierra los ojitos y se queda quieta, dejando que meta mis dedos bajo sus plumas y recorra todo el contorno del cuello rascando su piel con la punta de mis uñas, muuuuy suavemente, hasta que me canso, entonces me picotea los dedos con una rapidez pasmosa. ¿Por qué no me envías una foto de Camila para ponerla en el blog? Gracias por el seguimiento.

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