jueves, 15 de septiembre de 2011

No es otoño aún, y ya caen cosas...

(Plumón de Junior. La plumita de la izquierda mide unos 4 cm, las otras más o menos 1 cm.)

La semana que viene entraremos en otoño en el hemisferio norte, que es la época en la que caen las hojas de los árboles. Pero esta semana la ha elegido Junior para cambiar su plumón, ¡tenemos la casa perdida de esta lluvia maravillosa y blanca! El resto de las plumas propiamente dichas las cambian las tórtolas poco a poco, de una en una, pero el plumón tiene su momento (creo haber leído que cada tórtola tiene su momento de muda, que suele ser anual). La verdad es que yo no me había fijado hasta ahora de eso, pero ha sido imposible pasarlo por alto esta vez, ya que la caída de plumón es copiosa y continua. 

La foto que he puesto en realidad es un escaneado de unas cuantas piezas de plumón, tiene muchísima resolución, por lo que si pincháis en ella y la abrís a su tamaño podréis apreciar unos detalles muy interesantes. Me llama la atención lo rápido que el plumón se deteriora, y pienso ahora en que Junior, como sus papás, pasa mucho tiempo acicalándose, mimando sus plumas, peinándolas, aceitándolas... no es un capricho, sino una necesidad. Recuerdo que Junior, cuando aún tenía pocos días de vida, tal vez una semana, y por tanto no le habían salido las plumas, ya tenía la impronta que le hacía recorrer con su pico incipiente unas plumas entonces imaginarias, cuando solo estaban insinuadas por los cañones. 

Y el plumón no deja de ser un tipo de pluma: son las plumas de relleno, las que no se usan para volar, sino para cubrir el cuerpo. Así, vistas de cerca, me recuerdan esas boas pasadas de moda de las artistas del charlestón, y es que tienen algo de lujo, ¿verdad? De momento estoy guardando todo el plumón que puedo, sin saber muy bien qué uso les daré, tal vez algún complemento para los clicks, o tal vez lo guarde tal cual. Se estropea enseguida, ¡yo no lo sé cuidar como Junior!

Pero de momento su muda ha puesto en casa el punto final al verano. Ahora vendrá el dorado otoño y el claro invierno de Madrid, que tanto me gusta.

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