(La tortolita de la izquierda tiene ocho días, la de la derecha, nueve)
Ya no es necesario imaginarse ni suponer nada: los pollitos nos están mostrando sus plumas, que van floreciendo a toda velocidad. Su peso ahora es de 62 y 75 gramos, con lo cual el pequeño parece que se estanca un poco. De todas maneras, como parece que su buche no está vacío, y el peso fluctúa a lo largo del día, no encendemos aún las sirenas de alarma; además, parece despierto y vivo, como su hermano blanquito.
Además de cuidar la alimentación de sus padres (que los pobres están hambrientos todo el día), también estamos siendo especialmente cariñosos con Junior, hermano al fin y al cabo de los recién nacidos, que parece un poco triste y taciturno. O son figuraciones nuestras.
Incorporo una foto del mismo dorso de ayer, son 24 horas, pues, las que separan esta foto de la de la entrada anterior, resulta curioso comparar qué cosas han cambiado en tan poco tiempo.
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