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(Amélie acicalándose las plumas) |
Pero las plumas, además de permitir el vuelo, forman una capa versátil y maravillosa. En verano o en invierno, protegen de la temperatura exterior, y aunque yo me esfuerzo para que no tengan que soportar temperaturas extremas, me da la impresión que soy yo el digno de lástima, siempre buscando más frío o más calor, mientras Junior, Walter y Amélie parecen siempre cómodos y confortables. Seguramente parte del éxito de su cobertura de plumas es que las pueden mover, erizándolas o pegándolas a la piel. En la foto vemos a Amélie girando la cabeza sobre los tres ejes espaciales como si tal cosa, ¡está boca abajo!; lo hace solo para encontrar el ángulo perfecto que le permita limpiar y peinar sus plumitas, que de paso ha abierto en capas paralelas por la parte de su ala. A mí me recuerda un poco a esas actrices trasnochadas que llevan una boa de plumas, con la diferencia de que estas plumas van teniñas de colores naturales. Ya se dice en la biblia que Salomón, a pesar de ser riquísimo, nunca usó unas vestiduras más elegantes que las que tiene la flor más humilde; tampoco ninguna starlet ni vedette de revista musical se acercó siquiera a la belleza de mis tórtolas, (ni de ninguna otra ave).
Señores y señoras, con ustedes Amélie: el Pájaro de Fuego.