(Junior ha crecido mucho, ¿no es una preciosidad?)
Han pasado diez semanas desde que nació (el 6 de noviembre pasado), y ya tenemos a Junior hecho y derecho. Es una tórtola preciosa, blanca como su padre, pero mucho más adorable. Posiblemente por haber nacido en casa, el contacto humano le resulta natural, y es con mucho la más accesible de las tres tórtolas. Recordemos un poco la situación de cada una: Amélie, la mamá que llegó a casa por la ventana era y sigue siendo un ave encantadora, pero las hormonas agrian a veces su carácter (pone huevos constantemente, por lo que se pasa el tiempo empollando), y cuando Junior creció se volvió agresiva con él. Walter ha dulcificado mucho su carácter, ahora se lo puede coger en la mano sin problemas, pero es el más reacio a mi proximidad; además, se asusta con facilidad. Y rechaza la presencia de Junior.En cambio, Junior, busca subirse encima cuando le persiguen sus padres, puedo sostenerlo durante horas en la mano, tumbado en el sofá. En esas ocasiones, se echa completamente, apoya las alas, ¡y se duerme! La sensación de tener un animalito tan hermoso y tan confiado me resulta emocionante, la mano se pone calentita, y a veces busco la postura para dormirme yo también, creo que eso es lo que más le gusta a Junior, que lo hagamos a la vez. Son unas siestas maravillosas.
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