(Foto: Junior junto a un palillo envuelto que Walter o Amélie se llevarán al nido).
Aprovechando los afanes de Amélie y Walter para hacer su nido (que, recordemos, contiene dos huevos no fecundados), estoy observando en qué consisten sus tareas. Los huevos están en una de las bandejas de plástico forradas de papel de cocina y situadas en colgadores para tiestos que tengo en el balcón-terraza; allí, en turnos rigurosos Amélie y Walter se relevan para proporcionar calor a los huevos, por lo general Walter releva a Amélie por la mañana temprano, y se queda ahí hasta caer la tarde, en que intercambian los papeles, así lo han hecho toda esta semana. El cónyuge que queda libre, emprende entonces las tareas de llevar cosas al nido que contribuyan a hacerlo más acogedor. Es tarea en realidad inútil, no solo porque los huevos no están fecundados, sino porque el nido reúne todo el confort necesario, nunca pasan frío, y la prueba es que la única vez en que he permitido a Amélie empollar huevos fértiles salieron perfectamente los dos pollitos, y eso que entonces Amélie no tuvo oportunidad de mejorar el nido, ya que Walter se desentendió por completo del asunto.
Pero de todos modos es muy curioso observar el proceder de las tórtolas. La que no está empollando se dedica por completo a buscar elementos tales como palillos, trozos de tela, papel, e incluso cigarrillos, que lleva al nido cuando los considera idóneos, siendo entonces colocados dentro del nido por quien está empollando. Puede parecer que es una tarea fácil y despreocupada la que describo, pero nada más lejos de la realidad; si les ofrezco algo que me parece a mí útil para el nido (por ejemplo un palito, o un trozo de tela), antes de aceptarlo lo toman por el pico y lo sacuden muchas veces, a mi entender porque están comprobando que no se trata de nada vivo que pudiera luego ser un problema dentro del nido; le dan golpes, lo sacuden, lo dejan caer, una y otra vez, hasta que, por fin, si en todas estas operaciones no perciben nada inconveniente, terminan por llevarlo al nido.
En cuanto al conflicto entre Walter y Junior, mientras el padre está empollando no hay problema, ya que Amélie y Junior se llevan de maravilla y Walter no abandona el nido aunque Junior esté cerca; los problemas surgen al ser relevado Walter de su deber de empollar. Pues bien, hoy, por primera vez, he conseguido que padre e hijo permanezcan en la misma habitación bastante tiempo sin que haya pelea, al principio he tenido que defender a Junior, pero, con paciencia, parece que Walter acepta a regañadientes reanudar su actividad con Junior en la misma habitación; incluso se han quedado solos un rato y no ha pasado nada. Falta mucho para decir que conviven en paz, pero al menos es un avance esperanzador.
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